Por Edgar Fernández Herrera
Jueves 19 de enero, son las 18:14 horas y me entero de la terrible muerte de David Crosby. Lamentable noticia, pues Crosby es uno de mis grandes héroes musicales, desde su trabajo con esa espectacular banda sesentera llamada The Byrds, inventores del Folk Rock, así como su paso por Crosby, Stills & Nash, para después reunirse con Neil Young, uno de los grupos sensacionales de la historia de la música, y obviamente su trabajo solista (su álbum más reciente fue “Here If You Listen”, de 2018).
Tenía 81 años al momento de su deceso; su viuda fue la encargada de dar el triste aviso a los medios, pero las razones de su muerte no se dieron a conocer.
Nacido un 14 de agosto de 1941, junto con Roger McGuinn y Gene Clark fundó una de las agrupaciones seminales e importantes en la historia de la música: The Byrds, después de diferencias creativas y de humor (el buen Crosby no era una persona fácil de tratar), abandonó la banda para juntarse con Stephen Stills y Graham Nash, y formar la agrupación Crosby, Stills & Nash. Fue Ahmet Ertegun (dueño del sello Atlantic) quien sugirió a Neil Young para ingresar a la agrupación. Después de unas reticencias, el canadiense ingresó a la banda y así mutar a Crosby, Stills, Nash & Young.
Entre un ir y venir con Stills, Nash y Young, Crosby trabajó en su carrera en solitario y es perfectamente recordado por su disco “If I Could Only Remember My Name”, de 1971.
No seremos críticos y ni moralinos, pero el buen Crosby se salvó un par de veces de morir, pues era un verdadero yonqui y estuvo preso por sus problemas de carácter y abuso de drogas.
Gran guitarrista y compositor, una pena su muerte y, en lo personal, uno de los músicos que más admiro. Descanse en paz, el buen David Crosby.
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