Por Oscar Fernández Herrera
A mis queridos padres
La música siempre se escuchó en casa. Todo el día se percibía el ir y venir de las canciones en inglés o español, e incluso algunos éxitos en italiano o francés de gran popularidad. La música siempre se escuchó en casa porque era una forma increíble de ser y estar. Fue así que desde pequeño me aferré a las músicas de todos colores para interpretar a la vida misma.
Uno de los recuerdos más transparentes que tengo coincide con “Mi dulce señor”, de George Harrison. En aquella época era bastante común que los títulos de las canciones se tradujeran para su fácil tipificación, así que la nombraba de esta forma todo el tiempo. Sin conocer su significado, suponía que se trataba de algo tremendamente espiritual (que, sin duda, sería el resultado de los coros). Escucharla producía en mí una cálida sensación de tranquilidad o consuelo.
Otra anécdota que tengo está fuertemente relacionada con mi desconocimiento en temas musicales. Para mí, “Mi dulce señor” era una canción beatle hasta los topes. Tardé muchísimos años para diferenciar una obra de The Beatles de otra grabada por sus integrantes solistas. Por lo demás, mi atención siempre se dirigió a Paul McCartney, quien me embobó con temas como “Uncle Albert/Admiral Halsey”, “Let ‘Em In” y “Maybe I’m Amazed”, entre muchos otros.
John Lennon se “cocinaba aparte”. Era el preferido de mi mamá, quien siempre le declaró una absoluta admiración. Su discografía, resumida en una colección de éxitos, sonó y resonó por años en el tocadiscos familiar. Ringo y George se quedaron muy atrás en cuestión de preferencias.
Con todo, poco a poco, el menor del cuarteto de Liverpool fue ganando terreno gracias a que mi hermano se adentró en su grandísima discografía, lo que me llevó a interesarme también.
Los últimos días de este guitarrista con The Beatles fueron bastante tensos. La banda estaba en medio de la grabación del álbum “Let It Be” y las dificultades entre los miembros habían llegado a su punto más alto. Harrison se sentía cada vez más frustrado por su papel secundario en el grupo, especialmente en lo que respecta a la cantidad de canciones que podía contribuir en cada disco.
Por otra parte, Harrison lidiaba con el hecho de que su interés por la música india y la espiritualidad era ignorado por los otros miembros del cuarteto. Al mismo tiempo, su matrimonio colgaba de un hilo.
En este ambiente de tensión, el “beatle callado” comenzó a trabajar en su primer elepé solista, “All Things Must Pass”. Las canciones que compondrían este álbum fueron escritas en gran medida durante los últimos años de la existencia de The Beatles.
George se sintió libre al tener la oportunidad de grabar y producir su propia música, sin tener que preocuparse por los sentires de los otros compañeros a su alrededor. “All Things Must Pass” resultó ser un gran éxito y es considerado por muchos como una de las mejores creaciones solistas de los ex Beatles.
El disco fue producido por Phil Spector y cuenta con la colaboración de músicos como Eric Clapton, Ringo Starr, Billy Preston y otros. Una anécdota muy conocida sobre su creación es que Harrison había acumulado una gran cantidad de canciones y estaba ansioso por grabarlas todas. Durante las sesiones, Harrison siempre estaba dispuesto para grabar una canción más y que incluso llegó a decirle a Phil Spector que registraran todo lo que pudieran, porque nunca volvería a grabar otro álbum.
Otra anécdota interesante es que la canción “Isn't it a Pity” se convirtió en una de las favoritas de Harrison, ya que estaba decepcionado de que no hubiera sido incluida en un elepé de The Beatles. La pieza se convirtió en todo un clásico de su discografía.
El LP fue un éxito comercial, pues alcanzó el primer lugar en las listas de Billboard en Estados Unidos y Reino Unido, y se mantuvo en el Top 10 durante varios meses. La crítica especializada también lo elogió por la calidad de sus composiciones, la producción y la influencia de la música india y el idealismo de Harrison.
Los ex compañeros de George igualmente lo celebraron. John Lennon dijo en una entrevista que “All Things Must Pass” era un gran álbum y que estaba feliz de que Harrison hubiera tenido la oportunidad de mostrar su talento como compositor y músico. Paul McCartney también elogió el disco, etiquetándolo de “fantástico”.
En cuanto a la radio comercial, las canciones del elepé triunfaron en todos lados. “My Sweet Lord” fue el primer sencillo y alcanzó el primer lugar en las listas de popularidad, convirtiéndose así en uno de los mayores éxitos de Harrison. “What is Life” también fue un hit instantáneo.
“My Sweet Lord” fue escrita por Harrison cuando regresaba a su casa después de una sesión de grabación. Se inspiró en la canción “Oh Happy Day”, de The Edwin Hawkins Singers, y en la música india que ya había explorado en su carrera solista.
La canción cuenta con una estructura simple, con un coro pegadizo y una sección de coda que se repite varias veces. La letra está inspirada en lo espiritual y en la idea de que todas las religiones del mundo buscan la misma verdad. La interpretación recibió un Grammy a la mejor interpretación vocal pop masculina en 1971
Con todo, “Mi Dulce Señor” también estuvo envuelta en una polémica de plagio, pues fue acusada de ser similar a “He's so Fine”, de The Chiffons, lanzada en 1963. George Harrison fue demandado por infracción de derechos de autor y, después de una larga batalla legal, se dictaminó que sí había infringido los derechos de autor de los demandantes.
Por otra parte, el álbum contiene otras canciones notables que se destacaron en su lanzamiento:
“What is Life”: Comercializada como segundo sencillo, alcanzó el puesto número diez en las listas de éxitos. Se trata de un rock con un riff de guitarra distintivo y un coro pegadizo.
“Isn't it a Pity”: Una de las rolas más largas del disco, cuenta con una instrumentación exuberante, que incluye cuerdas y un coro. Fue lanzada como sencillo en algunos países y fue muy bien recibida por la crítica.
“Beware of Darkness”: Tiene un sonido más oscuro y misterioso que algunas de las otras canciones del álbum. La letra trata sobre la necesidad de estar alerta y consciente de las fuerzas negativas en el mundo.
Bob Dylan tuvo una gran influencia en la carrera en solitario de George Harrison durante este periodo. Él y Dylan habían sido amigos durante varios años, y ya habían colaborado en algunas canciones antes del lanzamiento de “All Things Must Pass”. Dylan exploraba la música country en su álbum “Nashville Skyline”, y esto inspiró a Harrison a incluir más elementos de música country y folk en su propio álbum.
Del mismo modo, Dylan tocó la armónica en algunas de las canciones de “All Things Must Pass”, como "If Not for You". Su influencia también se puede sentir en la letra y el espíritu de algunas de las canciones como “All Things Must Pass” y “I Dig Love”, que tienen una sensación más relajada y folk que algunas de las pistas más pesadas del álbum.
“All Things Must Pass” fue sin duda un logro impresionante para George Harrison, y es ampliamente considerado como uno de los mejores álbumes solistas de cualquier miembro del Cuarteto de Liverpool.
Si bien Harrison nunca igualó el éxito comercial o la aclamación crítica de este disco en su carrera posterior, siguió lanzando música significativa y fue un artista influyente por derecho propio. Algunos de los álbumes posteriores de Harrison, como “Living in the Material World” y “Cloud Nine”, gozaron de cierto éxito comercial y crítico, y contienen algunas de sus canciones más conocidas como “Give Me Love (Give Me Peace on Earth)” y “Got My Mind Set on You”.
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