Por Edgar Fernández Herrera
Aclaremos algo: más que sonar a rock and roll, en
realidad fue folk rock, y los culpables fueron esa maravillosa banda
norteamericana llamada The Byrds.
Aunque es un cover, la canción original es de
Pete Seeger, un músico de folk estadounidense (el folk sería lo equivalente en
Latinoamérica a la llamada canción nueva o de protesta), cuya obra se basaba en
la defensa de los derechos humanos, la injusticia social y en marcar los abusos
por parte de los poderosos, lo que le valió una persecución política por parte
del gobierno de Estados Unidos, particularmente del Comité de Asuntos
Antiamericanos en 1951. Esto lo condenó a prisión y a muchos años de censura.
En el caso de “Turn! Turn! Turn!”, fue escrita por Seeger en la década de los
50, inspirada (algunos dirán que es una copia) en el capítulo tres del Libro
del Eclesiastés, cuya autoría está adjudicada al Rey Salomón. La canción fue creada
como una proclama para la paz, y en realidad solo se atribuye a Seeger la frase
original: “Hay tiempo para la paz, te juro que no es demasiado tarde”.
En 1964, The Byrds, que para entonces ya era una
banda muy popular, estaba en camino a una presentación cuando la prometida del
guitarrista y cantante Roger McGuinn le pidió que la cantara. Al momento de
interpretarla, llegó a una variante más actualizada de la versión de Pete
Seeger.
La Rickenbacker de 12 cuerdas de McGuinn jamás
sonó tan increíble. El sencillo “Turn! Turn! Turn!” no solo alcanzó en 1965 el
primer puesto en las listas de Estados Unidos, sino que se convirtió en un
himno de paz y esperanza, sobre todo en el contexto de la infame guerra de
Vietnam.
The Byrds es una de las grandes bandas de todos
los tiempos. Su influencia es notoria aún hoy en día, con una discografía sólida
y grandes canciones como “Turn! Turn! Turn! (To
Everything There Is a Season)”, el día en que la Biblia sonó a folk rock.
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