Por Oscar Fernández Herrera
Deambulaba por el ya desaparecido Mix Up Zona Rosa cuando
me topé con “Homogenic” de Björk, en 1997. Decenas de discos, en múltiples
formatos, estaban acomodados en un escaparate para que las personas se
acercaran y la descubrieran. Fue así como me entusiasmé con su música. Poco a
poco fui conociéndola y escuchando las canciones que grabó antes de esa obra
maestra. Desdichadamente, mi economía era todo menos robusta, por lo que tardé
un tiempo en dar con los álbumes de The Sugarcubes, la banda con la que la
islandesa grabó antes de conquistar al mundo con “Debut” en 1993.
The Sugarcubes se formaron en 1986, y fueron muy conocidos
por su estilo experimental y ecléctico que fusionaba rock alternativo, post punk
y elementos de la música electrónica. La agrupación catapultó a Björk al
estrellato internacional gracias a su éxito “Birthday”. Si bien su carrera fue
efímera, con solo tres álbumes de estudio (“Life’s Too Good”, “Here Today,
Tomorrow Next Week” y “Stick Around For Joy”), su impacto en la música
alternativa de los años 90 fue significativo, antes de que Björk emprendiera su
exitosa carrera en solitario.
Pese al buen desempeño comercial de sus trabajos
discográficos, múltiples factores causaron su separación. Muchos fanáticos de
Björk sugirieron que el estilo provocador y excéntrico de Einar Örn
Benediktsson (encargado de la voz y las trompetas) fue el detonante. En lo
personal, debo reconocer que nunca me gustó el timbre de Benediktsson (en muchas
ocasiones pensé que sus intervenciones arruinaron las canciones), pero no puedo
asegurarlo. Todo apunta a que tanto las pretensiones artísticas de The
Sugarcubes como los intereses personales de sus miembros suscitaron la ruptura.
“The Great Crossover Potential”, comercializado
originalmente en 1998, es su único álbum de grandes éxitos, uno muy completo y
disfrutable (aunque en él no encontramos nada inédito o rarezas). Escucharlos
nos permite el descubrimiento de una intrépida mezcla de géneros como el rock
alternativo, el pop experimental y la electrónica.
Temazos como “Birthday”, “Hit”, “Planet”, “Regina”,
“Coldsweat”, “Deus” y “Motorcrash”, entre otros, son esenciales para los
seguidores del grupo y los incondicionales de la señora Guðmundsdóttir, una de
las artistas (con mayúsculas) más originales que hay en la actualidad.
“Chihuahua” es un gusto culposo, lo admito (quizá este tema debió ser
reemplazado por “Fucking In Rhythm & Sorrow”).
Disponible en múltiples formatos.
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