Por Oscar Fernández Herrera
La política migratoria del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido objeto de críticas y preocupaciones por parte de algunas organizaciones de derechos humanos y expertos en migración. Algunos han señalado que las medidas adoptadas por la administración obradorista, como la implementación de la Guardia Nacional en las fronteras y la política de “Quédate en México”, han provocado una situación difícil para los migrantes, que se distingue por la violencia y los abusos por parte de las autoridades y grupos criminales, así como la falta de acceso a la protección y los derechos humanos.
Por otra parte, algunos han demostrado que la política migratoria del tabasqueño se ha visto perjudicada por la presión y la cooperación con el gobierno de Estados Unidos en materia de migración, lo que ha llevado a una mayor militarización de la frontera sur y la implementación de políticas restrictivas en relación con el derecho al asilo y la protección de los migrantes.
La trágica muerte de cuarenta inmigrantes en Ciudad Juárez descubrió el lodazal que sumerge al Instituto Nacional de Migración en prácticas inhumanas y barbáricas. El desprecio del presidente, al minimizar los hechos y culpar a los migrantes por “haber iniciado ellos el incendio”, son muestras de su criminal indiferencia. Por otra parte, tampoco ha insinuado la responsabilidad de las autoridades federales frente a este lamentable hecho. ¿Quizá haya olvidado que el Estado asume la protección de las personas en movimiento siempre que se encuentren en México?
Sin lugar a dudas, los empeños de la 4T siguen centrándose en la criminalización de los migrantes al rotularlo como un tema de seguridad nacional, omitiendo así el resolutivo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que reprueba los procedimientos de revisión migratoria en lugares distintos a los ya establecidos.
Un flujo migratorio no controlado ni respaldado por las leyes del gobierno de México o el derecho internacional puede multiplicar numerosos efectos negativos, tanto para los migrantes como para las comunidades receptoras y la sociedad en general. Algunos de estos efectos incluyen:
Exposición a la violencia y los abusos: Los migrantes pueden ser víctimas de la violencia, el abuso y la explotación durante su viaje o al llegar a su destino. La falta de protección legal y de servicios adecuados puede hacer que los migrantes sean vulnerables a la trata de personas, la violencia sexual, la extorsión y otros delitos.
Problemas de salud pública: El flujo migratorio no controlado puede aumentar el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas. La ausencia de controles sanitarios y de acceso a servicios de salud adecuados puede hacer que los migrantes sean más susceptibles a enfermedades como la tuberculosis, el VIH/Sida y otras enfermedades infecciosas.
Impacto económico: El flujo migratorio no controlado puede sacudir a la economía local, pues aumenta la competencia por los recursos limitados y afectar el empleo y los salarios de la población local.
Presión sobre los servicios públicos: El aumento de la población debido a la migración ejerce una enorme presión sobre los servicios públicos, como la educación, la salud y la vivienda. Esto puede llevar a una reducción en la calidad de los servicios y a un aumento de la carga financiera para el gobierno y la sociedad en general.
Tensión social: El flujo migratorio no controlado puede crear tensiones sociales y conflictos en las comunidades receptoras. La supresión de una política migratoria clara y justa puede llevar a la percepción de que los migrantes están recibiendo un trato preferencial o injusto, lo que puede generar resentimiento y hostilidad hacia los migrantes.
Es importante establecer políticas migratorias justas y eficaces para proteger los derechos de los migrantes y garantizar una migración segura y ordenada. A pesar de lo anterior, en estos días nos hemos percatado del cruel desamparo que soportan miles de personas que, en un mal momento, se arriesgaron para llegar a la frontera con la esperanza de cruzarla y vivir el sueño americano.
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