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sábado, 29 de marzo de 2025

35 años de Violator

Por Edgar Fernández Herrera

 

 

El 19 de marzo se cumplieron 35 años de la obra maestra de Depeche Mode: “Violator”, su séptimo álbum de estudio.

 

Estaba en secundaria cuando se escuchaba en la radio el primer sencillo de este icónico disco, “Personal Jesus”. Con este disco y esta canción, la banda de Basildon alcanzaba el estrellato pop, mejor dicho, del synthpop. Sin embargo, catalogarlo de esta manera sería reducirlo a una etiqueta mínima. La verdad es que Depeche Mode es una agrupación de rock e incluso de gothic rock. Ellos pueden presumir de ser una banda gótica más que muchas otras que lo pretenden, y un buen ejemplo de esto es “Violator”.

 

Es con “Violator” que Martin Gore se encumbra y hasta diría que monopoliza las composiciones, pero Dave Gahan es la voz. Lo que realmente importa es que ambos se han necesitado mutuamente para dar vida a Depeche Mode, y en 1990 los dos se encontraban en una madurez y talento plenos, los cuales se plasmaron en este disco. Además, habría que agregar que, para lograr esa madurez, se apoyaron en el productor Mark Ellis, mejor conocido como Flood, con quien trabajaron entre 1990 y 1994.

 

Hasta 1988, el sello de la casa eran los sintetizadores, pero en 1990 los ingleses cambiaron esa fórmula y, en ese momento, el sonido preponderante fueron las guitarras. Un claro ejemplo de esto es el blues electrónico de “Personal Jesus” o la melancólica y arrebatadora “Enjoy the Silence”. Aunque no se dejaron de lado los sintetizadores ni el sonido electrónico, ya no suenan tan industriales ni fríos, y son menos marciales, como en las increíbles “World in My Eyes” o “Policy of Truth” (aún sigo lamentando que no la hayan incluido en su concierto de hace dos años en la CDMX).

 

Si el sonido es oscuro y fuerte, las letras no desentonan en lo absoluto. Todas ellas plasman las inquietudes que tenía Gore en ese momento de su vida: sus fetiches sexuales, la religión y las drogas. Estas razones son las que hacen de “Violator” un disco oscuro y depresivo, porque habla de dolor. Un ejemplo de esto es “Clean”, una canción que aborda los efectos de las drogas en uno, pero no es una canción de rehabilitación, sino un matiz dentro del dolor. Me recuerda a “Hurt”, de Trent Reznor.

 

“Violator” tiene un lugar excepcional en la historia de la música. Sigue tan vigente como hace 35 años, no ha envejecido en lo absoluto. Me faltan palabras para referirme a esta banda y a este álbum, toda una obra de arte, maestra y eterna.

 

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