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sábado, 8 de marzo de 2025

60 Años de Highway 61 Revisited


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

 

Con el recién estreno de “A Complete Unknown”, de alguna manera Bob Dylan volvió a ser tema de conversación, aunque, en realidad, creo que jamás ha estado ausente dentro del panorama. Con una discografía muy amplia que data de 1962, tiene piezas clave dentro del mundo de la música. Hoy, en Escombros Cósmicos, hablaremos de una obra maestra que este año cumple 60 años: “Highway 61 Revisited”.

 

Publicado en 1965, fue todo un parteaguas en la música del siglo XX y, particularmente, en la carrera de Dylan. En este LP, el artista se despoja totalmente de su imagen de pequeño Woody Guthrie y el vocero de una generación de folk, porque Dylan jamás ha dejado de ser un ícono y un vocero de varias generaciones, y se transforma en el dandy del rock, dejando la guitarra acústica por una eléctrica. Fue la consolidación del rock y vaya manera de hacerlo, con un disco perfecto. Para muchos, es la obra cumbre del oriundo de Minnesota, aunque para un servidor, prefiero “Blonde on Blonde”, pero esa es otra historia.

 

Para tal odisea, Bob Dylan se hizo acompañar en las 9 canciones que componen el álbum de Mike Bloomfield (guitarra), Harvey Brooks (bajo), Bobby Gregg junto con Sam Lay (batería), Charlie McCoy (guitarra) y Paul Griffin, junto con el gran Al Kooper (órgano y piano). Grabado en el estudio A de Columbia en Nueva York, durante los días 15 y 16 de junio, Tom Wilson dirigió las grabaciones que dieron lugar al sencillo “Like A Rolling Stone”. Las sesiones se interrumpirían por compromisos, reanudándose el 29 de julio hasta el 4 de agosto, pero con Bob Johnston como productor.

 

Debería decir que todas las canciones son una joya. ¿Cómo me atrevería a minimizar canciones como “Tombstone Blues” o “Ballad of a Thin Man?” Todas son de primer orden y de gran manufactura. Tan solo cuando me cuestionan por qué Dylan fue merecedor del Nobel de Literatura (único músico que lo ha ganado), siempre respondo: “Escuchen Desolation Row, bellísima canción, todo un poema en su letra”. Pero definitivamente, la canción que sobresale es la mítica “Like A Rolling Stone”, probablemente la mejor canción de rock de todos los tiempos, todo un himno, que, a 60 años de haber sido grabada, sigue asombrando e inspirando a generaciones futuras. Toda una obra revolucionaria. Bruce Springsteen la ha catalogado como la fusión de “Hound Dog” pero en voz de la gran Big Mama Thornton y “On The Road”, de Jack Kerouac. Así de gigante es “Like A Rolling Stone”. Aún recuerdo la primera vez que la escuché, debí ser niño, cuando mi mamá ponía Radio Capital. Ese tamborazo y órgano entrando a “destiempo” con los demás instrumentos me voló el cerebro.

 

Ninguna otra canción pop había retado y transformado las reglas y/o formatos artísticos de su tiempo. Dylan dictaba el camino a seguir en 1965, con una obra de arte y una gira muy controversial, que han sido un hito dentro de la historia de la humanidad.

Cornucopia


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Escribir sobre Björk es siempre un placer y, al mismo tiempo, un reto, porque difícilmente podría ser imparcial. Su música me ha acompañado por más de tres décadas, así que imaginen la cantidad de sentimientos que me ha provocado en todo este tiempo. Dueña de una voz etérea, versátil y llena de matices, capaz de transitar entre la dulzura y la intensidad con un timbre único e inconfundible, la islandesa es una artista intrépida y vanguardista que explora constantemente los límites de la música, la moda y la expresión artística con una autenticidad inquebrantable.

 

Pero no todo es indulgencia ni cumplidos gratuitos, porque en numerosas ocasiones me he sentido atrapado y confundido frente a sus últimos álbumes de estudio. Su música más reciente me ha llevado a replantearme la manera en que la disfruto en mi intimidad. “Vulnicura”, de 2015, fue el último trabajo de Björk que realmente disfruté con grandísima euforia.

 

Después del (afortunado) lanzamiento de “Fossora” en 2022, la talentosísima señora Guðmundsdóttir nos regaló Cornucopia, una electrizante presentación en vivo llena de ritmos, cuerdas, voz, naturaleza y, por supuesto, corazón. Mucho corazón.

 

El aspecto visual es, de nuevo, un elemento protagonista en esta presentación porque se sincroniza perfectamente con la música. “Cuando me preguntan por las diferencias entre la música de mis discos, lo más rápido que puedo hacer es recurrir a atajos visuales”, indicó la islandesa en su podcast Sonic Symbolism. “Es por eso que las portadas de mis álbumes son casi como cartas de tarot caseras. La imagen del frente puede parecer solo un momento visual, pero para mí, simplemente describe el sonido”.

 

Con una monumental discografía, la selección de los temas resultó insuficiente para un solo volumen; aunque éste contó con numerosas sorpresas: “Pagan Poetry”, “Isobel”, “Mouth’s Cradle”, “Hidden Place” y “Notget”, entre muchas otras. Los temas de “Utopia” y “Fossora” (sus últimos lanzamientos) son puntuales y suenan mucho mejor en directo que en sus versiones de estudio.

 

Los primeros y más tradicionales fanáticos seguramente se desconcertarán porque Björk no incluyó canciones más accesibles (con la excepción de “Isobel”, de su segundo trabajo en solitario). Por ello, es necesario recordarles que nuestra querida artista siempre mira hacia adelante.

 

Conciertazo. No se lo pierdan.

Clube da Esquina


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

 

 

Milton Nascimento es, sin lugar a dudas, uno de los talentos más grandes de Latinoamérica. Sus primeros álbumes contribuyeron al imparable desarrollo de la música brasileña en los años setenta, gracias a su sonido que fusionó jazz, música clásica, samba, bossa nova y rock progresivo en composiciones realmente innovadoras. Su comprensión de las resonancias del Brasil más puro y auténtico se plasmó en clásicos como “Clube da Esquina”, un disco doble que grabó en 1972 con Lô Borges.

 

1972 fue un año crucial para aquellos que resistieron los embates de la brutal dictadura militar. Novos Baianos, Caetano Veloso, Elis Regina, Tom Zé, Gilberto Gil, Jards Macalé y Tim Maia lanzaron obras maestras a pesar de las circunstancias de una nación golpeada por el ejército en el poder absoluto. En este contexto apareció “Clube da Esquina”, una monumental colección en la que ambos músicos mezclaron armonías complejas, música folclórica y un rico lirismo que pulsó temas de identidad, naturaleza y vida cotidiana.

 

La habilidad de Nascimento para desafiar las apariencias y combinar lo regional con lo cosmopolita quedó demostrada en este disco, que con los años ha subsistido como un puente indestructible entre Brasil y el resto del mundo. A este asombroso combo se sumaron Eumir Deodato, Wagner Tiso y Paulo Moura.

 

La magia de “Clube da Esquina” comienza con la portada, una emblemática imagen de Carlos da Silva Assunção Filho, quien fotografió a dos niños que posaron para él cuando se los pidió. “Es una imagen fuerte. El rostro de Brasil. Y fue en la época en que varios artistas estaban en el exilio”, recordaría Da Silva en declaraciones posteriores.

 

Las aparentes contradicciones de Milton Nascimento, que oscilan entre lo terrenal y lo espiritual, fueron la chispa de uno de sus trabajos más ambiciosos y, por supuesto, bellos en términos de inspiración, juicio, armonía y corazón. Lo anterior no hubiera sido posible sin su poderosísimo canto, una voz tan resonante y profunda, capaz de llegar a lo alto con su sutil falsete.

 

El disco, integrado por veintiún temas, fue un esfuerzo colectivo en el que participaron Borges (quien lideró seis de las interpretaciones), el bajista Beto Guedes, y los guitarristas Toninho Horta y Nelson Angelo. Es una pujanza sonora tan influyente y apasionada que no ha perdido un solo ápice de autenticidad en más de cincuenta años.

 

Cuando lo escuché por primera vez, sentí una emoción tan bonita que no pude contenerme por un buen rato, pues le permití a mi cuerpo el goce irrestricto y por poco incorrecto. Fue una de esas experiencias que únicamente suceden con álbumes que parecen haber sido consentidos por un ser omnipotente.

 

Como otros trabajos hermanos de la onda tropicalista y la MPB (música popular brasileña), “Clube da Esquina” sorteó la censura y la injusta presión de la autoridad militar. Pese a ello, escuchamos a Milton cantarle a Emiliano Zapata en “Tudo O Que Você Podia Ser”: Con sol y lluvia soñaste, querías ser mejor después. Querías ser el gran héroe de los caminos. Todo lo que querías ser. Conozco un secreto, tienes miedo. Ahora solo piensa en volver. Ya no hables de las botas y el anillo de Zapata...

 

Más adelante, Milton Nascimento y sus compañeros reforzaron el espíritu de hermandad y compañerismo entrañable. Le cantaron al amor, al mar, a la melancolía, al sol y al cacao con miel, a la iniquidad social, al pueblo… y a muchísimas cosas más. Un caleidoscopio de estilos, colores y linajes que se sitúa como un imprescindible del folklore latinoamericano, con un estatus icónico sublime.

 

“Clube”… fue un manifiesto poético que desafió géneros, críticas e intereses comerciales con justa potestad. No es un álbum de jazz ni pop, no lo es tampoco de amor ni de odio, mucho menos urbano o rural. Es todo eso y más.

 

Imposible destacar alguna canción por encima de otra, pues todas son forzosas para que la percepción sea única, pero mis favoritas son “Cravo e Canela” (que escuché primero con la voz de Caetano Veloso, en su disco “Araçá Azul”), “Nuvem Cigana”, “Cais”, “Um Girassol Da Cor Do Seu Cabelo”, “O Trem Azul” y “Tudo O Que Você Podia Ser”.

 

Un trabajo que merece disfrutarse y coleccionarse con mucho cariño.

Lady On The Cusp


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Conocí a Of Montreal, una banda de rock estadounidense liderada por Kevin Barnes, gracias a las canciones “A Sentence Of Sorts In Kongsvinger”, “Gronlandic Edit” y “The Past Is A Grotesque Animal”, de su aclamadísimo álbum “Hissing Fauna, Are You The Destroyer?”, de 2007. De inmediato, escuché todo lo que pude de ellos, lo que resultó en un fanatismo casi inquebrantable. Sin embargo, pese a que su música es asombrosa y desafiante, su monumental producción no suele ser tan sólida como me gustaría.

 

Aun así, es innegable que Of Montreal ha alcanzado una notable madurez con los años. Su música se ha vuelto más accesible y menos fortuita, con álbumes poco intensos o poderosos. A pesar de ello, siguen vigentes y dominantes en circuitos muy específicos del rock pop alternativo.

 

Sin embargo, “Lady On The Cusp”, el más reciente álbum de Barnes y compañía, carece de personalidad y, posiblemente, de confesionalidad. Se trata de un "reinicio" ahora que la banda ha abandonado Georgia para instalarse en Vermont. No obstante, las sorpresas y la notable categoría de Of Montreal se hicieron presentes con los sencillos “Rude Girl On Rotation” y “Young Hearts Bleed Free” (una rola con una férrea proximidad con Prince y Peaches), además de “Soporific Cell”, la joya de este disco.

 

“Music Hurts The Head” y “2 Depressed 2 Fuck” siguen una línea ascendente, lo que hacía prever una obra maestra que, sin embargo, terminó desinflándose debido a temas tan endebles como “Pi$$ “Pi$$” y “Poetry Surf”, con sus letras ambiguas y torpes. La segunda mitad de “Lady On The Cusp” es tan desordenada e imprecisa que difícilmente deja una buena impresión.

 

Quizá el monstruoso uso de metáforas y sinónimos comprometió lo que pudo ser un álbum mucho más disfrutable. Pese a los tropiezos, “Lady On The Cusp” está lleno de giros y demuestra, una vez más, que la banda aún tiene mucho por explorar.

 

Si usted, estimado lector, desea conocerlos, le sugiero empezar por “The Sunlandic Twins”, “Satanic Panic In The Attic” o “Hissing Fauna, Are You The Destroyer?”

Vinagre de Manzana


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

El auge de algunos influencers que promueven formas alternas de “curarse” a sí mismos a través de jugos, dietas extremas o terapias no probadas plantea un peligro potencial para la salud pública. Estas personas con grandes audiencias tienen una influencia considerable sobre sus seguidores, muchos de los cuales, en busca de una solución rápida, recurren a estos métodos sin comprender los riesgos.

 

Al rechazar las pautas establecidas por la ciencia y los profesionales médicos, estos mal llamados influencers embaucan y desorientan a los más indecisos, apartándolos de tratamientos que realmente remedian o, al menos, optimizan la salud. La ciencia y la medicina se basan en años de investigación y pruebas controladas, lo que proporciona una base sólida para garantizar la seguridad de los tratamientos recomendados, algo que los “remedios naturales” no siempre proporcionan.

 

Por otra parte, esta tendencia fomenta una cultura del “milagro rápido”, que puede tener consecuencias demoledoras a largo plazo. Los ingenuos que optan por seguir estas pautas sin respaldo científico pueden terminar tomando decisiones de salud impulsivas que exacerban su condición o llevan a peores escenarios.

 

Estos influyentes a menudo ignoran o restan importancia al hecho de que la salud es compleja y multifacética, y que el bienestar de una persona no puede lograrse únicamente mediante dietas unilaterales o modas pasajeras. La responsabilidad social de quienes tienen grandes audiencias es fundamental y la información errónea sobre salud debe abordarse con más rigor, especialmente cuando afecta la vida y el bienestar de miles de personas.

 

Con todos los debidos sermones, llega a Netflix “Vinagre de Manzana”, una miniserie de seis episodios que nos presenta a la australiana Belle Gibson y nos relata cómo engañó, robó y manipuló a miles de donantes, seguidores y empresarios con su aplicación The Whole Pantry. El gran problema es que, para lograr su cometido, la señorita Gibson fingió tener una enfermedad mortal que, milagrosamente, venció gracias a “recetas saludables”.

 

Basada en hechos reales, “Vinagre de Manzana” es una demoledora muestra de cómo la gente puede ser tan miserable y calculadora como para robarle la esperanza al prójimo. Odiarás a Belle Gibson desde el primer minuto en que arranca la miniserie. Recuerdo que lo primero que hice fue tuitear: "Espero que te jodas en esta vida y en mil más, #BelleGibson". Sin arrepentimientos.

 

Es un trabajo bien producido, con una ejecución de primerísimo nivel. La recomiendo muchísimo.

 

 

60 Años de Highway 61 Revisited

  Por Edgar Fernández Herrera     Con el recién estreno de “A Complete Unknown”, de alguna manera Bob Dylan volvió a ser tema de conve...